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ORUREÑO, AMANTE CARIÑOSO

Era tan deseable el adolescente amante que inspiraba ternura, llego a mis manos y se dejó abrazar, acerco su boca y se dejó besar. Bajo su ropa interior, por mis manos dejo acariciar sus nalgas, redondas, carnosas y excitantes, aquellas nalgas se dejaban tocar, con toda delicadeza, entregando afecto con mis manos aquellas nalgas quise rodear, pasar mis manos por ese culo, fue encontrar su calor, hacer de su redondez y suavidad el lugar donde mis manos querían resbalar y acariciar hasta más no poder.

 

Fue su boca a entregarse en la mía y de besos cortos y afectuosos llene sus labios, con mi boca junto a la suya y nuestros cuerpos reunidos, sus nalgas no paraba de acariciar, hasta que de resbalar por sus nalgas mi manos fueron a parar a sus entrepiernas que debajo sus testículos resguardaban y ahí mis dedos empezaron a rozar, al principio fue muy suave para que mi llegada no le vaya a inquietar, pero deseosas de tocar y acariciar mis manos se acomodaron alrededor de esos testículos por detrás, tocaba y acariciaba sin parar sintiendo en las yemas de mis dedos la redondez que ese par entregaban a mi tacto. Eran testículos rígidos, firmes y agradables a mi mano que se dejaban tocar mientras el con la boca se dejaba besar cada vez más.

 

Luego mis manos volvieron sobre sus muslos por detrás, ahí mis manos se cerraron sujetando esos muslos con tibieza, masajeándolos deliciosamente; mis manos se pusieron a deslizar sobre la piel de esos muslos para entregarles cariño y calor que es lo que el buscaba sentir. Su piel recibió mis caricias y mis manos devotas se entregaron a sus muslos hasta dejarlos llenos de caricias en toda su extensión, mis manos bajaban y subían llenando de caricias su piel, a momentos sentía que sus nalgas me volvían a recibir, pero confundido entre muslos caderas y nalgas, nada importaba para mis manos solo el acariciar, solo hacer que ese chico sintiera la ternura y delicadeza al recibir de mis manos nada más que caricias y solamente caricias que yo le podía dar.

 

Lentamente fui pasando mis manos de la parte trasera hacia la de adelante, y ahí cruzando sus caderas encontré su vientre, por su vientre recogía más calor y entregaba más caricias, por su vientre llegue a su pubis y entre pelos gruesos y rizados fui dirigiéndome al centro mismo de su sexo donde él iba a recibir de mis manos toda la atención necesaria para satisfacer su pene con caricias y toques que quería dar y recibir.

 

Dar masajes, dar calor con mis manos dispuestas a poner erecto ese pene y recibir el placer que da un falo que se quiere tocar, que se quiere conocer con el tacto palpando y tocando desde el tallo hasta la punta de ese tibio genital. De este chico quería recibir su pene de mí él quería recibir una buena masturbación, y mi mano estaba presta y bien puesta para masturbar, agarrar ese pene y sacudirlo con toda atención y devoción, caricias que mi mano daba al resbalar por encima de ese pene sujetando con mis dedos a su alrededor, y con esa su piel tersa mis dedos no tenían más que resbalar por todo lo largo para dar y recibir ese placer majestuoso que se siente en la manipulación de un pene.

 

En grato y delicioso vaivén mi mano hacia tiernas caricias sobre ese pene, con firmeza pero a la vez delicadeza, mi mano se hacía notar sobre ese pene, al llegar a su borde la yema de mi dedo pulgar entregaba caricias a la punta rozando circularmente, y luego continuaba con el delicioso vaivén que cubría todo su largo. Luego mi otra mano se encargaba al mismo tiempo de entregar la misma ternura al palpar sus testículos con esmero y delicadeza para que las caricias le hagan desear más. A las caricias el respondía con gemidos cortos, los mismos que con mis besos ahogaba y con caricias en su mejilla que le hacían disfrutar no solo de ternura ahí abajo sino en su rostro de chico tierno.

 

Acariciaba su mejilla moviendo mis dedos dejándolos juntarse y explayarse por todo su rostro, lo mismo hacia ahí abajo para que muy consentido se pudiera sentir, de lo que se trataba era de que el chico se sintiera a gusto y consentido con mis caricias como el pretendió en todo momento. En mi mano sentía el calor de su sexo, ese agradable calor que de su piel emanaba y que de caricias me inspiraba a llenar. Pero yo  quería recibir caricias de ese pene, recibirlas no solamente en mis manos sino en mi boca también.

 

Con mi boca quise dar ternura lo mismo que placer, dejando que él se acomodara encima de la cama encima con  mi boca fui a recibir su pene, al instante sentí su piel lisa y poniéndole mis labios le empecé a chupar, chupaba juntando mis labios mas no presionaba con fuerza a fin de que él de mis chupadas pueda disfrutar, chupaba y chupaba haciéndole disfrutar, para su piel tierna mis labios eran suaves caricias que iban y venían a lo largo de su pene, luego lo recibía entero dentro de mi boca y mi lengua le pegaba para que de mi humedad se pueda llenar, luego sacaba ese pene de mi boca lo acariciaba rozando en todo su largo y mi boca volvía a recibirlo para darle más chupadas encima.

 

Sujetaba ese pene en mi boca, me lo podía paladear, encima mi lengua lo ponía a gozar, luego con sus testículos quise hacer lo mismo y con mis labios los puse a disfrutar, para paladear esos redondos testículos mis labios junte y a lamidas y besos esos testículos puse a disfrutar, tomar esos testículos se hizo agradable a mi boca, resbalaban cada vez que los tomaba entre mis labios pero los llenaba de humedad, testículos que con mi lengua moje, y con mi lengua marque ruta hacia su pene y también mi lengua restregué.

 

Tras todas esas lamidas, chupadas y besos quise sujetar ese sexo por un lado con mi mano y por la otra con mi boca, fue adorable, exquisito y excitante a la vez, pues a la par que mis dedos se deslizaban por el largo de su pene por el otro extremo también mis labios agarraron ese pene y por todo su largo se deslizaron llenando de agradable masturbación su miembro. Luego deje a mi lengua deslizarse por el largo de todo ese pene por debajo, dejando a voluntad de mi lengua su peso y gravedad, encima de mi lengua su pene bailoteaba con las lamidas que le daba, iba y venía ese pene encima de mi lengua y luego lo tome con una mano, se lo acaricie mientras que mi boca por debajo fue a dar a sus testículos y me puse a chuparlos deliciosamente y al mismo tiempo que chupaba sus testículos, restregaba su pene en mi mano.

 

Hasta que el pidió una buena masturbación, una agitación constante en su pene hasta que se pusiera a eyacular, fue mi mano primero que con devoción se puso a masturbar, luego se fue encima mi boca y chupando frenéticamente puse ese pene  a mas no poder. Y finalmente él  quedándose quieto lanzo su gemido, sujetando su pene, manoseándolo dejo salir sus chorros de semen que saltaron por todo lado haciendo una revolución a su alrededor y no fue que paro hasta terminar totalmente con esa eyaculación dejando regado todo a su alrededor.

 

Luego el mismo se dio por satisfecho, y yo termine agarrándolo en mis brazos llenándole de besos y caricias en la cara y dejando que descansara sobre mi pecho, él me miraba sonriente con todo el placer a flor de piel y finalmente termine entregándole ternura acariciando sus nalgas como se acaricia a un niño a manos llenas y sin dejar de estrecharlo en mi pecho.

 


Si eres orureño puedes escribirme a:
ellibrodegonzo@gmail.com

 

 

 

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