Isla de Tigre - I
Una hermosa casa de fin de semana, deteriorada, pero de gran señorío. Ubicada en una islita del inmenso delta del Tigre, era, para nosotros, un sueño, repararla y tener en ella, nuestro lugar para pasar fines de semana, vacaciones y reunirnos con gente afín. Ya semanas atrás mi esposo había estado yendo para ultimar detalles a fin de pasar unas semanas allí, y continuar la reparación de tan bello lugar.
Mucho por hacer, pero nuestro entusiasmo era mayor. Mucha madera era necesaria cambiar, y desde al amarradero hasta detalles de la casa, serian reparados pronto. El parque, estaba bien, porque había estado trabajando en el baquianos expertos que lo dejaron como un jardín japonés. Revise la casa, y tal como el me lo había dicho, estaba muy habitable, así que estaba dispuesta a pasar esas semanas colaborando con las tareas de mejora.
En esa oportunidad nos acompañaba un carpintero, Mario, joven el, de unos 25 años, al que tendríamos por unos días como huésped. Yo cocinera y ama de casa, pronto estuve disfrutando de aquel ambiente tan lleno de naturaleza. Ellos trabajaron en el puertito, y yo acondicione nuestro hogar. Mi experiencia culinaria quedo demostrada al medio día, y ya para la noche tenia bien preparada la cocina de ese y los días siguientes.
La casa tenia una sola planta, pero estaba dispuesta en diferentes niveles, en forma escalonada, cosa, que desde la entrada se podía divisar la gran amplitud, y desde cualquier lugar, poder disfrutar de la hermosa vegetación que rodeaba todo. El amplio living comedor de la entrada, cocina, baño y nuestro gran dormitorio, estaban perfectos, pero los demás dormitorios y toilettes debían ser reparados, pues sus pisos no estaban en condiciones. Así que nuestro visitante, durmió en el amplio sillón que señoreaba en el living de entrada. A la mañana, ellos se fueron a la barraca, para traer lo que necesitaban según sus cálculos para comenzar las reparaciones. Regreso al medio día, dijo mi esposo.
Así que tenia toda la mañana para mí. El calor era intenso, y disfrute de un buen baño reparador, y al salir envuelta en la gran toalla, me tire a descansar en el gran sillón. Quiso que el silencio, lo agradable de la situación, me quedara yo completamente dormida. Desperté algo sofocada, por el calor, desnuda, ya que había caído la toalla al piso, y solo sentía un leve ruido a tablas que se golpeaban. Tape mi desnudo cuerpo y mire hacia fuera. Allá alejado, estaba Mario, y al no divisar a mi esposo, me inquiete…… no porque temiera algo, sino, porque vi, en la cocina, apiladas muchas maderas. Ello significaba que alguien las había entrado, pasando junto al sillón, ese mismo sillón donde yo estuve dormida, completamente desnuda, y con seguridad, mostrándome enteramente descubierta.
Atine ir al dormitorio y me puse una solera por encima, y salí a indagar. Lo que me temía. Mi esposo había traído al carpinterito Mario, y se había regresado a buscar el resto del pedido. O sea que Mario, me había visto completamente desarropada. Una especie de sopor, excitación e inquietud, se hicieron carne en mi.
- Usted me vio? Verdad?
- Si señora, pero no tema, lo disfrute pero nada diré a nadie de lo bello que usted mostró.
- Pero no fue mi intención, hacer tal cosa…. Dije.
- No hay problema, fue obra de la casualidad, dijo el….
Allí me explico que mi esposo se había vuelto a la barraca y que vendría a última hora. Que en realidad debería guardar la madera bajo techo, porque al parecer se pondría a llover y había que resguardarla. No lo había podido hacer porque yo estaba en su camino, y tan solo había hecho dos viajecitos…… y pensó que no debía seguir. Se lo agradecí, pero en realidad, estaba yo excitada. Sus miradas me parecían insinuantes, y quería suponer que me había estado relojeando toda, y esa idea me calentaba.
El estaba fuertísimo y yo no era de manteca. Las primeras gotas comenzaron a caer.
-Uhy, la madera …. Dijo, y comenzó a trasportarla hacia adentro.
Era un caminito largo, y tenia para varios viajes. Así que comencé yo también a correr llevando tablas lo mas rápido que pude. La lluvia se largó con todo. Pronto el senderito era un gran charco de agua, por el que corría el y corría yo. De pronto, un resbalón y caí extendida en aquella pileta en la que se había transformado nuestro jardín…. Allí corrió el a socorrerme, y al levantarme, supe de sus brazos viriles, de que rozaron mi cuerpo, sostuvieron mis carnes, y allí también me percaté, de que mojada mi ropa, pegada al cuerpo, dejaron ver que nada tenia yo debajo. Otra vez, estaba expuesta a aquel joven, indecente, provocativa y muy turbada.
El me sostuvo al levantarme y hasta creo que pasó su mano descuidadamente o innecesariamente sobre todo mi pecho, pero….. que le iba a decir yo, si me dolía el tobillo recién torcido. Me ayudo a ir hasta la casa. El termino la tarea mientras yo, me di una ducha caliente. Cuando el entro, pobrecito, todo mojado, le ofrecí el baño, para que tomara el también un reconfortante y caliente baño. Mientras sentía el agua caer afuera, sentía mi cuerpo caliente y excitado, pero también sentía el agua caer en el baño, sabiendo que el estaba allí. Tuve un arrebato y me asome, como al descuido, y lo vi allí de espalda, majestuoso, varonil, como un ejemplar de macho espléndido….. y me regocije con ello. El giro, sorprendido, y pude ver yo el esplendor de su sexo, atractivo y deseable. Mas era yo una mujer respetuosa de mi marido, por lo que atine a sonreír, decirle frescamente, “tan solo estamos a mano…. Y te felicito por lo que mostraste”
Me lo hubiera comido allí mismo, pero, fiel una es, y me quede en el molde. Aunque aquello estaba transcurriendo por lugares inimaginados.No tardo mi maridito en llegar y todo sucedió, como si todo estuviese normal.Pero no estaba normal. Yo estaba muy nerviosa, y mi esposo lo notó. (sigo con la segunda parte)
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